domingo, 16 de agosto de 2020

Para que los ciegos vean.

Imagen de Internet

Entonces Jesús les dijo: - Yo he venido a este mundo...para que los ciegos vean. 

Juan 9:39

(Les recomiendo leer este capítulo completo de Juan.)


Por mucho tiempo hemos creído que Cristo vino a realizar sólo milagros físicos, como ejemplo sanar la ceguera física. 

Por muchos años hemos ignorado que hay una peor, la ceguera espiritual. Una manera  sencilla  de  entender y explicar qué es la ceguera espiritual,  es que es la forma de NO ver la vida como Dios la ve, desde Su perspectiva; el resultado lógico y directo es NO entender las cosas espirituales. 

Hay dos cosas a tomar en cuenta con respecto a la ceguera espiritual que debemos tener presente. La primera es que debemos saber que la ceguera espiritual es el estado natural de la naturaleza humana caída, ¡nacimos ciegos! y la segunda es que sólo Dios con su misericordia puede alumbrar nuestra vida  ( Juan 1:4)

El propósito de Cristo al venir al mundo es dar vista a los que espiritualmente están ciegos y que anhelan ver.  

Una de las  consecuencias i - ne - vi - ta - ble  de Su manifestación como la Luz del mundo,  es que expondrá evidentemente las tinieblas morales de los que espiritualmente estamos ciegos.

Me anima mucho saber que esa luz que resplandece en mis tinieblas ...en esas áreas en mi vida que aún permanecen  en oscuridad o en penumbras: hábitos o costumbres antiguas, maneras de pensar y actuar equivocadas... y que no están arrojando la luz de Cristo que ya está en mi, ya están siendo  alumbradas y estoy viendo con más claridad, porque las tinieblas no podrán extinguir o apagar esa luz (Juan 1:5)

La presencia de esa luz que viene a darme vista sirve para que cada uno de nosotros elija y  demuestre si pertenecemos a la luz o las tinieblas. Decisión de la que no sólo depende nuestro destino eterno sino la forma de vida asumimos aquí en la tierra.


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