miércoles, 3 de junio de 2020

Humilde y Dispuesto.

Bendeciré a los que tienen un corazón humilde y arrepentido, a los que tiemblan ante mi palabra. 

Isaías 66:2



De verdad que amo esta escritura, la he leído en todas las versiones, ¡y me encantan todas! 

Voy a describir un poco lo que significa para poder continuar con lo que ella me a enseñado para vivir, es decir,  explicar esas palabras que son claves para poder entender lo Dios quiere decirnos aquí.

"Bendeciré [Acepto, apruebo] a los que tienen un corazón humilde  [que se dan cuenta y reconocen que tienen necesidad de Él] y arrepentido [cuando se dan cuenta de esa necesidad, <esa necesidad es de mendigo>, se vuelve a Él] , a los que tiemblan [ corren a obedecer, respeta, toman en cuenta su palabra] ante mi palabra. "

Hago esta aclaratoria porque son éstos en los que Dios se fija, bendice y aprueba. Dicho esto y aclarado, vamos con la enseñanza.

Cuando Dios nos habla, tenemos dos opciones a elegir: responder con humildad y confiar, o ignorar y endurecer nuestro corazón a su voz. Ambas traen consecuencias. ¡¿Cuál eliges?¡ 

He visto por años  tristemente, como personas que  no "obtienen"  lo que quieren o pasan por pruebas y situaciones adversas,  simplemente endurecen su corazón.

Lo mismo le sucedió al pueblo hebreo en el desierto, Dios escuchó su clamor y los sacó de Egipto, si, por petición de ellos mismo.  Dios tenía un plan extraordinario para ellos, y uso a propósito el desierto para probar en sus corazones si realmente confiaban en Él.

Los guió por medio de ese sequedal y árido lugar  para demostrar si eran capaces de obedecer su voz. Pero al contrario eligieron endurecer su corazón.  No solo lo demostraron con sus palabras de quejas y de retos hacia Dios, lo demostraron también con sus acciones.

La misma Biblia nos dice en forma de advertencia para nosotros "No endurezcan su corazón como lo hicieron los israelitas." Hebreos 3:7-8

El largo tiempo por el desierto los convirtió en personas amargadas e insatisfechas. Eligiendo endurecer sus corazones, por tanto no podían conocer los caminos de Dios. Como consecuencia de esa elección y de asumir actitudes equivocadas, no pudieron avanzar a lo que Dios les había prometido por negarse a confiar en Él.

No dejes que tu corazón se endurezca durante los desiertos y situaciones difíciles que tengas que atravesar durante la vida. Cuando nuestro corazón se endurece somos rebeldes, rechazamos la corrección, tendremos dificultad para escuchar y dudaremos si el Señor nos habla. E incluso nuestras relaciones personales se verán afectadas llegando también a volverse un tormento, porque no estaremos dispuestos a ver la perspectiva de otros ni llegar a entender sus necesidades, mucho menos entonces movidos a compasión.

Tal vez para este momento ya sepas que Dios te ha hablado, y que hay una respuesta de tu parte, tal vez no lo has dicho con palabra, sino con tus acciones. Hay que buscar intencionalmente a Dios para ablandar nuestros corazones, clamar  por su auxilio  para ablandar y mantenernos blandos y sensibles, humildes al toque de su voz y de su presencia.



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