lunes, 29 de agosto de 2022

Todos = todos


Nadie merece más salvación que otro.


Nadie es más fácil de salvar que otro. 


Y nadie necesita menos misericordia y compasión que otro. 


Puede que algunas consecuencias terrenales de nuestros pecados sean diferentes, pero nuestro estado pecaminoso nos iguala en condición delante de nuestro Creador. 

Todos somos iguales en nuestra corrupción y falibilidad (Romanos 3:23).


La Escritura nos enseña la mejor de las noticias con respecto a esto que  acabamos de leer: 


"Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. Sin embargo, en su gracia, Dios gratuitamente nos hace justos a sus ojos por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados. Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios actuó con justicia cuando se contuvo y no castigó a los que pecaron en el pasado, porque miraba hacia el futuro y de ese modo los incluiría en lo que llevaría a cabo en el tiempo presente. Dios hizo todo eso para demostrar su justicia, porque él mismo es justo e imparcial, y a los pecadores los hace justos a sus ojos cuando creen en Jesús."


Romanos 3:23-26

✨📖✨


👆🏻

Basándonos en esta escritura 🥹 

¿Cierto que el plan Dios para nosotros es maravilloso?  


La obra de Cristo evidencia que Dios, con justicia, lo mismo castiga el pecado como por gracia perdona a los pecadores.  


La justicia de Dios en Cristo continúa siendo efectiva hoy porque si bien nadie merece la salvación, nadie tampoco la recibe sino es por gracia. Y el beneficio de su obra (verso 24-25) es accesible para todas las personas, pero solo se hace  realidad en aquellas que mediante la fe lo aceptan y lo reciben.


Cuando esto sucede (que lo aceptas y lo recibes) nuestra condición ahora delante de Él es : "justificados y redimidos".