"Maldito el hombre que confía en otro hombre; que finca su fuerza en un ser humano, y aparta de mí su corazón."
Jeremías 17:5
Si le damos al hombre la confianza que única y legítimamente le pertenece al Señor estaremos en graves problemas (maldiciones), lea otra vez el verso 5.
Y los frutos amargos de poner nuestra confianza en el hombre se leen en el versículo 6:
"Es como si fuera solo un raquítico arbusto del desierto, sin esperanza para el futuro, solo a duras penas sobreviviendo en la planicie salitrosa de un inhóspito desierto; la prosperidad lo abandonó para siempre".
Además, poner la confianza en los recursos humanos, es contado por idolatría.
Él prohíbe toda la confianza y vanagloria incluso en y hacia nosotros mismos.
Cuando usted y yo intentamos suplir nuestras necesidades por nosotros mismos, fracasaremos; y cuando intentamos que otros suplan nuestras necesidades, nos fallarán.
El Señor quiere y pide que dejemos que sea Él quien supla nuestras necesidades.
Cuando nuestra mirada y confianza está puesta en el Señor, a menudo Él usará a personas para suplir nuestras necesidades, pero lo miramos y dependemos de Él, nunca de las personas a través de las cuales Él decide actuar.
Estoy convencida, que nuestras necesidades muchas veces no son resueltas porque miramos a las personas cuando deberíamos estar mirando a Dios.
En este mismo capítulo 17 pero versículo 7, Dios nos habla de la recompensa de confiar en Él:
"Pero está destinada a prosperar la persona que confía en el Señor y en el Señor ha puesto su esperanza y fe."
El Señor me ha enseñado a que todo lo que necesite, debo pedírselo a Él, cuando empecé a obedecerlo en esta área me di cuenta que Él me proveía siempre lo que necesitará a través de la fuente que Él escogiera. Te cuento un testimonio de esto:
Hace unos cuantos años atrás, quería un nuevo empleo, en el fondo buscaba un mayor ingreso económico, inmediatamente pensé en imprimir unas cuantas hojas de vida (curriculum vitae) y llevarlas a diferentes lugares, pensando esto, vino a mí un pensamiento de parte del Señor que me decía: pídemelo a mí; sabía que Dios me estaba pidiendo que orará primero a Él, lo hice y en medio de la oración, el Señor me dijo : Sólo pídemelo a mí, supe en ese instante que no debía llevarle mi CV a nadie y que solo debía orar y esperar; me costo porque lo primero que quería era llevárselo a varias personas que tenia en mente y que me podían ayudar, pero venía a mi mente ese pensamiento: solo pídemelo a mí. Al cabo de tres meses de orar y esperar y sin decirle a nadie más que a Él, me llamaron para un empleo soñado, la persona me dijo: estaba orando, pero no por ti ni por mi trabajo y escuche cuando Dios me dijo que te bendijera dándote empleo en el Instituto Universitario. Fue tremenda respuesta a una necesidad que tenia en ese determinado momento y desde allí abandone todo esfuerzo y esperanza por conseguir de las personas lo que sólo Dios podía darme. Este hecho marcó mi corazón y lo afianzó en una esperanza segura: Él.
El siguiente versículo 8 de este pasaje nos hace saber de la esperanza que tendremos al poner nuestra confianza en Él:
"Esta persona es semejante a un árbol plantado a orillas de un río, cuyas raíces penetran hasta encontrar agua; este es un árbol al que no agobia el calor ni angustian los largos meses de sequía. Su follaje se mantiene siempre verde y produce con regularidad jugosos frutos."
Amo este versículo 8 porque habla de los frutos que tendremos al colocar nuestra confianza en Dios y esta estrechamente ligado con la estabilidad emocional.
Te pido que medites y pienses en esto que he compartido contigo hoy, y si es necesario como lo hago yo cuando leo: busco mi Biblia y oro a Dios para que lo que estoy leyendo me edifique y sea de provecho para mí.
Oro a Dios para que esta palabra te anime a poner tu confianza y esperanza en Dios y no en los hombres.
Ya no busques poner tu confianza en las personas buscando que suplan tus necesidades; más bien, pon tu mirada en Dios porque "Todo lo que es bueno y perfecto es un regalo que desciende a nosotros de parte de Dios nuestro Padre." Santiago 1: 17
Recuerda : No estamos solos, el Espíritu Santo nos ayuda.